Desde tiempos remotos, ha existido el deseo de estar por encima del resto, de “querer aplastar al que está por debajo”. Un claro ejemplo de esto son las instituciones u organizaciones que han surgido a lo largo de la historia, aquellas que, partiendo de una iniciativa positiva, terminan saturados de tantos deseos de poder.
Debido a que la Conquista de la Nueva España supuso la introducción de instituciones que organizaran y aseguraran el gobierno, la explotación de nuevas riquezas y la expansión del catolicismo, surgió la primera que logró establecerse en una posición de poder: La Encomienda.
En un inicio, la Encomienda era una institución benigna utilizada por la Corona para la organización de los indígenas en pequeños asentamientos conocidos como “reducciones”, en respuesta al crecimiento decreciente de los indígenas. La Corona concedía a una persona un número determinado de indígenas los cuales estarían bajo su responsabilidad. La Encomienda trataba de reciprocidad, es decir, una correspondencia mutua entre indígenas y españoles.
· Familias de indígenas (encomendados): pagaban un tributo a los españoles, este podía ser en trabajo, especie o dinero, sin embargo, eran considerados libres por la razón de que no eran propiedad de los encomenderos.
· Colonizador español privilegiado (encomendero): estaba obligado a proteger a los nativos de las guerras entre tribus, a instruirlos en el aprendizaje del idioma español y, con ayuda de un cura encomendero, les enseñaba religión a fin de que adoptaran la fe católica. Residía en la tierra de los habitantes encomendados, pero eso no le confería la propiedad sobre la tierra, jurisdicción judicial, dominio o señorío.
Hernán Cortés asignó encomiendas en el Valle de México inmediatamente al concluir la Conquista, por lo que ya era una institución establecida en 1523, cuando Cortés recibió la orden real prohibiéndola.
Desobedeció la orden, por tres razones, según argumentó él mismo:
1. Demandas de sus soldados.
2. Necesidad estratégica de que los indígenas fueran situados bajo reglamentación
3. La encomienda liberaría a los pueblos de sus propios gobernantes indígenas.
Se cree que la defensa de la Encomienda por Cortés fue producto de su propia ambición. Hay pruebas firmes de que quería asegurar Tenochtitlán como su feudo privado a principios de la década de 1520 y que hizo enérgicos esfuerzos para evitar que fuera entregada a la Corona en 1526.
El aumento de la población indígena (y la posibilidad de disfrutar del trabajo personal de ésta) y la riqueza obtenida provocaron la codicia española y las posibilidades de explotación, fueron en aumento los maltratos a los nativos y los castigos por no obedecer; todo esto fue dando origen a una nueva clase de encomenderos que pretendían convertirse en una aristocracia colonial heredable, conocidas como encomiendas “perpetuas”, heredables de generación en generación, sin restricciones.
El número de encomiendas en el Valle a mediados de 1530 se mantuvo en 30, con alrededor de 180 mil tributarios indígenas. La encomienda promedio contenía 6 mi tributarios. La Corona, en 1528, emitió una ley que prohibía tener más de 300 indígenas.
En general, la clase de encomenderos siguió teniendo poderosa influencia sobre las sociedades española e indígena a través de la década de 1530.
Con el tiempo, los encomenderos empezaron a sufrir restricciones: les redujeron las posesiones más extensas, las “perpetuas”, reducción de tributos y cargos contra los que manejaban encomiendas de mala manera.
El abuso de los encomenderos llegó a ser tan escandaloso que las autoridades españolas prohibieron las encomiendas, basándose en los argumentos de juristas y teólogos como fray Bartolomé de las Casas y Francisco de Vitoria. En 1642, la Corona expidió las Leyes Nuevas, donde se prohibía la Encomienda.
Ante esto, los colonos no estuvieron de acuerdo y modificaron la encomienda para que no se perdiera.
La Encomienda terminó debido a la baja demográfica de indios por explotación laboral, violencia y enfermedades que sufrieron.
En síntesis, la Encomienda Española, supuestamente, no tenía una mala intención (no como la que tendría posteriormente), ya que buscaba el progreso de los indígenas, que aprendieran a hablar español y avanzaran positivamente; sin embargo, esa “reciprocidad” de la que hice mención al inicio, no duró; los españoles empezaron a ver primero sus ambiciones, sus deseos, sus ganas por tener cada vez más poder, eso fue lo que (en mi opinión) provocó que cambiara completamente el sentido de la Encomienda.
Los abusos dieron origen a una distribución muy mala de bienes.
Autor:
Alejandra Fernández Correa
BIBLIOGRAFÍA:
- GIBSON, C. “Los aztecas bajo el dominio español”. Ed. Siglo Veintiuno. Págs consultadas: 63-90. Fecha de consulta: 18 de octubre de 2014. Consultado en: http://books.google.com.mx/books?id=KOhqfKUEXZAC&pg=PA63&lpg=PA63&dq=la+encomienda+espa%C3%B1ola&source=bl&ots=Heam2bvFVX&sig=2_68VH0rOBafD5ib5UFtV3d-pLI&hl=es&sa=X&ei=ieJCVIHRK-Gr8gHSkIDwCQ&ved=0CBoQ6AEwADge#v=onepage&q=la%20encomienda%20espa%C3%B1ola&f=false
- "Las encomiendas". Historia Universal. http://www.historiacultural.com/2012/04/encomiendas-coloniales-america.html. Fecha de consulta: 18 de octubre de 2014.
- "La encomienda". Biblioteca Nacional Digital de Chile. http://www.memoriachilena.cl/602/w3-article-685.html#documentos. Fecha de consulta: 18 de octubre de 2014.
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